La tecnología blockchain permite certificar e identificar de forma segura e inalterable la trazabilidad de cada producto, desde la compra de la materia prima hasta la entrega al consumidor final.

En realidad, si el registro queda dentro de una única empresa, la tecnología blockchain no añade más valor ni hace nada especial que una etiqueta RFID no pudiera hacer. Pero si en la cadena de producción entran en juego diferentes empresas e intermediarios, o el producto tiene una vida ampliada en el mercado de segunda mano, la tecnología blockchain da un nuevo sentido a la trazabilidad. Gracias a ella se podría asegurar el pedigrí de un animal, averiguar el kilometraje de un motor re-usado o conocer fehacientemente el tipo de semilla empleado para cultivar el lino del que está hecha una prenda. Da igual que alguien cambie la etiqueta RFID, el producto seguirá identificado correctamente.

La tecnología Blockchain busca efectuar transacciones descentralizadas entre entidades sin la necesidad de que prime la confianza entre ellas. En esencia busca la eliminación de la entidad que centraliza la información y la necesidad de autorizar las transacciones. Todos los intervinientes en la red pueden observar las transacciones, por lo que de esta forma se eliminan los procesos redundantes y también la necesidad de intermediarios que den fe de los resultados de dichos procesos. De hecho, elimina barreras y distancias, pues el consenso, una vez aprobado por todos, se pone en marcha automáticamente, independientemente del lugar o de si se conocen o no.

Un ejemplo de todo lo explicado es el problema generado por la falsificación de artículos de lujo, problema que se agrava cuando pasan al mercado de la compraventa de artículos usados. En una economía circular, esta cuestión representa muchos millones de euros en pérdidas. Si hubiera una cadena mixta -privada, para que los datos personales, patentes, fórmulas y otros datos de valor queden protegidos, y pública, para que se pueda consultar la trazabilidad y los datos esenciales- las marcas recuperarían su esplendor durante todo el ciclo de vida del producto. La capacidad de certificar la procedencia y el tipo de material, junto con la propiedad de inalterabilidad de los datos, aumenta las posibilidades de usar piezas de avión de segunda mano, de comprobar la originalidad de un bien antes de comprarlo, o de saber quién ha accedido al historial médico de una persona.

A menudo aparecen empresarios que nos preguntan sobre la aplicabilidad de la tecnología blockchain en sus proyectos y marchan desencantados cuando se les explica que en su caso no es necesaria, que las cosas se pueden hacer de otras formas más económicas, más prácticas e igualmente seguras. El simple hecho de asociar los token a dinero ya les hace soñar con decenas de formas de atraer clientes o de prestarles nuevos servicios. Pero no en todas las ocasiones son eficientes o viables.

Como se dijo al principio, de nada sirve certificar la trazabilidad con una cadena de bloques si en esta cadena solo participa la propia fábrica. Tampoco es muy útil si un token no es intercambiable fuera del ámbito del que fue creado, como si de dinero del Monopoly se tratase. La tecnología blockchain tiene un alcance mayor. Cierto es que las cualidades de inalterabilidad o de descentralización atraen mucho interés, pero el hecho de ser irreversible o que los sistemas de consenso no se pueden revisar con la rapidez que se quisiera, pueden tener efectos perniciosos si no se estudian con cuidado.

NDL Flowkeeper es un MES (Manufacturing Execution System) que permite estudiar paso a paso todos los procesos que ha de dar una organización antes de introducir la tecnología blockchain, y en caso de ser factible, lo hace de forma natural, como si fuera una consecuencia lógica. 

¿A qué esperas para probarlo?